https://doi.org/10.24265/liberabit.2023.v29n1.685
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Violencia contra la mujer: estudio
cualitativo en mujeres víctimas de violencia de pareja
Pía Valdés Barrazaa
https://orcid.org/0000-0002-4695-5721
David Cuadra-Martíneza,*
http://orcid.org/0000-0002-0810-2795
Francisco Vigorena
Mendietaa
https://orcid.org/0009-0006-9209-1668
Bárbara Madrigal Barahonaa
https://orcid.org/0009-0009-2216-3808
Berenice Muñoz Avelloa
https://orcid.org/0009-0006-2796-6974
aDepartamento de
Psicología, Universidad
de Atacama, Chile
Autor corresponsal
Para citar este artículo:
Valdés, P., Cuadra-Martínez,
D., Vigorena, F., Madrigal, B., & Muñoz, B. (2023).
Violencia contra la mujer: estudio
cualitativo en mujeres víctimas
de violencia de pareja. Liberabit, 29(1), e685.https://doi.org/10.24265/liberabit.2023.v29n1.685
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Resumen
Antecedentes:
la violencia de pareja íntima es un comportamiento coercitivo y/o controlador sobre la pareja romántica, que incluye distintos tipos de daño y representa
una de las principales causas de muerte de mujeres
a nivel mundial. Objetivo: describir e interpretar las
teorías subjetivas sobre la violencia de pareja íntima de un grupo
de mujeres de una universidad pública del norte
de Chile, que han sido víctimas
de este tipo de violencia
en su vida. Método: se
utiliza metodología cualitativa, un diseño de estudio de casos y un muestreo
teórico de 15 mujeres víctimas de violencia
de pareja íntima,
de una universidad del norte de Chile.
Se aplicaron 15 entrevistas semiestructuradas, que se analizaron
con base en codificación
temática, teoría fundamentada y análisis específico
de teorías subjetivas. Resultados:
se encontraron teorías subjetivas
que se caracterizan por promover la elección
de parejas violentas, mantener a las mujeres en este tipo de vínculos
y proteger la autoestima.
Discusión: se analizan estos
resultados a la luz de las teorías existentes y se proponen
sugerencias para abordar esta problemática.
Palabras claves:
violencia de pareja íntima; violencia contra la mujer; teorías subjetivas;
relaciones de pareja íntima.
Abstract
Background: Intimate partner violence is a coercive and/ or controlling behavior on the
romantic partner, which includes different types of damage and represents
one of the
main causes of
death for
women worldwide. Objective: To describe and
interpret the subjective theories about intimate partner violence, of a group of
women from a public university in northern Chile,
who have been victims of this
type of violence in their lives. Method: qualitative methodology, a case study design, and a theoretical sampling of 15 women victims of
intimate partner violence, from a university in northern Chile,
are used. Fifteen semi- structured
interviews were applied, which were analyzed
based on thematic coding, grounded theory and specific analysis of subjective theories.
Results: subjective theories were found that
are characterized by promoting the choice of violent partners, keeping women in this type of relationship
and protecting self-esteem.
Discussion:
these results are analyzed in the light of existing theories
and suggestions are proposed
to address this problem.
Keywords:
intimate partner violence; violence against women; subjective theories; intimate partner relationship.
En el año 2021, la Organización Mundial
de la Salud (OMS, 2021) estimó un
preocupante porcentaje de violencia contra las mujeres
(VCM): una de cada
tres mujeres a nivel planetario ha sido víctima de violencia física y/o sexual,
de parte de su pareja o de terceras
personas. Fenómeno que, en Chile, según
la Subsecretaría de Prevención del Delito (2020), aumentó un 3.2% entre los
años 2017 y 2020, solo en el contexto de la violencia recibida al interior de
la familia, llegando al 41.4% el año 2020.
La VCM es un problema social, de
derechos humanos y de salud de tal magnitud, que incluso en el año 2018 el Secretario General de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) la denominó como una verdadera pandemia global (United Nations Secretary- General, 2018).
En el caso de la violencia de pareja
íntima (VPI), Lelaurain et al. (2018) señalan que se
puede estimar que un 10% y hasta un 70% de las mujeres han sido víctimas de
este tipo de violencia, dependiendo de la zona geográfica, y recientes datos revelan que este fenómeno es una de
las principales causas de muerte de mujeres en todo el mundo, constituyendo el 34% del total de asesinatos de mujeres
(United Nations
Office on Drugs and Crime, 2018).
La VCM se define como todo acto de
violencia dirigida al sexo y género femenino, teniendo como fin la privación
arbitraria de la libertad y de sus derechos
humanos, pudiendo ser de tipo física, sexual,
psicológica, económica y simbólica. Este tipo de violencia busca ejercer daño y dominación hacia las mujeres
(Rincón & Salas, 2021), siendo una causa importante a la base las
desigualdades de género (Gaur et al., 2023). Mientras
que la VPI se puede entender como un comportamiento coercitivo y/o controlador
empleado para obtener poder y control sobre la pareja romántica y puede incluir
daño físico, emocional,
verbal, sexual, social, psicológico, económico y digital (Reed et al., 2017).
Un problema importante en el abordaje
de la VPI es la mantención de este tipo de relación
abusiva por los miembros
de la pareja. Hegel et al. (2022) señalan
que a menudo las adolescentes y mujeres adultas jóvenes se revictimizan involucrándose nuevamente en relaciones de pareja violentas o bien retomando
la relación abusiva anterior. En Ørke (2020) se
describe que entre el 22.9% y el 61% de las mujeres con experiencia reciente de VPI
reportan haber sido víctimas de VPI
en relaciones anteriores. No obstante,
de lo antes mencionado, la literatura también
es clara en señalar la existencia de múltiples causas para el fenómeno de la revictimización por VPI, que van desde las características de la
víctima y del agresor hasta el contexto sociopolítico (Ørke, 2020).
En el contexto de la multicausalidad del fenómeno de la VPI, un enfoque de investigación se ha centrado en
las normas, actitudes y creencias que sustentan la VCM y, al respecto, se ha encontrado que (a) las creencias de
los hombres que avalan el patriarcado y
las relaciones sexuales hostiles, se asocian significativamente con la
perpetración de la VPI (Jewkes et al., 2015);
(b) la forma en que responden
las
mujeres ante la VPI está moldeada por sus propias
creencias o las de otras personas (Puente-Martínez et al., 2016), y (c) las actitudes y normas ante la VPI se
relacionan con las creencias de los grupos
sociales al respecto y las creencias culturales sobre los roles de
género (Orozco et al., 2021).
Dado que las actitudes y formas de
respuesta en la VPI se relacionan de manera importante con las creencias sobre la mujer y sobre este tipo
de violencia (Orozco et al., 2021),
se torna pertinente y relevante indagar en esta dimensión subjetiva del fenómeno.
En este estudio, se indaga sobre un tipo particular de creencia: las teorías subjetivas (TS). Las TS
corresponden a aquellas creencias que poseen una estructura argumentativa o
explicativa que las personas elaboran en la vida cotidiana y las utilizan para
comprender su comportamiento, el de otras personas y el mundo en general (Catalán, 2016; Flick, 2018). Por su carácter explicativo, estas
teorías permiten a las personas tomar decisiones y orientar la acción. En este programa
de investigación se ha encontrado evidencia de que las personas elaboran
y utilizan TS para explicar la VCM, siendo útiles para definir el hecho,
explicarlo, predecir la futura violencia, orientar el comportamiento ante la violencia
sufrida y como estrategia de protección de su autoestima (Kavemann et al., 2016).
También se han encontrado hallazgos similares para
la VPI, por ejemplo, mitos que las mujeres utilizan para justificar
la violencia sexual
en el matrimonio (Heynen, 2012) y
el comportamiento violento de sus parejas (Helfferich & Kavemann, 2004).
En este estudio,
se describen e interpretan las TS
sobre la VPI de un grupo de mujeres de
una universidad pública del norte de
Chile que fueron víctimas de este tipo de violencia en algún momento de sus vidas. De esta manera,
este trabajo se orienta a responder como problema de investigación: ¿Cuáles
son las TS sobre VPI de un grupo de mujeres de una
universidad pública del norte de Chile, que han sido víctimas de este tipo de violencia en algún momento de sus vidas? En tanto, el
objetivo general que se persigue es describir e interpretar estas TS y a nivel específico, (a) describir los tipos de VPI que reconocen las participantes desde sus TS; (b)
identificar las causas de la VPI desde las TS de las participantes; (c) identificar los factores que reconocen como protectores y de riesgo de la VPI;
(d) describir
e interpretar las TS que justifican la VPI
y
(e) proponer un modelo cualitativo comprensivo de la
VPI desde las TS encontradas.
La VCM se constituye como una violación
de los derechos humanos,
siendo una expresión de ruptura del derecho a la vida, la dignidad, la integridad física y moral, la igualdad,
la seguridad, la libertad, la autonomía
y el respeto. Así es que este tipo de violencia se debe
comprender como un proceso multicausal de carácter
estructural sociocultural, político y psicológico (Añón, 2016).
En esta misma línea, Schneider (2002) hace alusión a la VCM como un problema de
sexismo y dominación masculina. Así, la VCM se
origina dentro del espacio doméstico
y es proyectado en la esfera pública, pudiendo ser también perpetrada o tolerada por el
Estado, tratándose de un sistema de dominación masculina enraizado dentro de las normas sociales y culturales (Fríes & Hurtado, 2010).
Actualmente, se estima que
aproximadamente el 30% de las mujeres a nivel mundial
(OMS, 2021) ha sido víctima de violencia física y/o sexual
de parte de su pareja o de terceras personas, porcentaje que en Chile evidenció
un aumento del 3.2% entre los años 2017 a 2020 (Subsecretaría de Prevención del Delito,
2020), para aquella
violencia hacia la mujer recibida al interior de la familia.
En general, la VCM cuenta
con enfoques teóricos explicativos de este fenómeno proveniente
de diversas disciplinas, como la criminología, el derecho, la psiquiatría,
la psicología, la salud pública, el trabajo social, la sociología y los estudios
de la mujer, con perspectivas que destacan aspectos psicológicos, sociales,
feministas y económicos como causas,
además de posiciones más integradoras y ecológicas que
consideran el fenómeno multicausal (Kurebwa, 2023).
Una línea de trabajo ha abordado las
creencias acerca de la VCM y del género. Investigaciones en esta área han
encontrado creencias que justifican, minimizan
o niegan la existencia de agresiones en las
mujeres, por ejemplo, de tipo sexuales, las cuales podrían asociarse a una
naturalización de este fenómeno (Murray et al., 2023). Otros estudios han
encontrado creencias que podrían favorecer un adecuado abordaje de la VCM en
profesionales de la salud, por
ejemplo, que la VCM no puede ser considerada como un problema privado, sino que
debe conceptualizarse como un problema de salud pública, creencia a la base que
facilita la respuesta de atención de mujeres violentadas de parte de estos
profesionales de la salud (Arora et al., 2023).
Dentro de los tipos de VCM, uno de los
más frecuentes es la VPI (Lelaurain et al., 2018),
es decir, aquella violencia
que se produce en la relación de pareja y
que causa daño físico, económico, psicológico y/o sexual, problema del
cual se ocupa el siguiente apartado.
Antes conocida como violencia doméstica,
en la actualidad aún se configura como una problemática social compleja y no
resuelta. Es un fenómeno de larga data, siendo numerosos los periodos de nuestra
historia en donde se ha validado este tipo de violencia. Una mirada explicativa de este problema es la existencia de culturas patriarcales que refuerzan la subyugación de la mujer ante el hombre, desigualdad social que a la fecha no ha sido superada,
a pesar del avance de las políticas y movimientos sociales activistas en
pro de la igualdad de género.
En general, no hay un único posicionamiento teórico para
explicar este tipo de violencia. En Rodríguez- Menés
y Safranoff (2012), se nombra a la teoría sexista
como aquella que explica la VPI a partir de fundamentos que consideran las diferencias de género y el patriarcado como la base de este tipo de violencia.
Mientras que la teoría de violencia
familiar y las teorías de la dependencia identifican a ciertas
características personales de la
pareja (como las pocas oportunidades sociales
de las mujeres, que las llevan a ser dependientes de los varones) y
de sus familias (por ejemplo, condiciones
socioeconómicas), como factores predictores de esta violencia. En tanto,
la teoría de intercambio explica la
VPI en función de las diferencias de poder entre quienes integran una pareja,
mientras que la teoría del estatus señala que la VPI surge cuando las
mujeres logran un mayor estatus económico, social o laboral que el hombre, por lo cual este último utiliza la violencia para restaurar el orden
social que considera tradicional.
Algunos estudios sobre VPI (Hegel et
al., 2022) han encontrado creencias en mujeres víctimas de este
tipo de violencia,
que identifican como causas de este fenómeno
a (a) factores personales, como las características psicológicas en la
víctima referidas a una baja autoestima, el presentar problemas de salud mental,
poseer una personalidad dependiente o racionalizar
el hecho, elaborando creencias
justificadoras de la violencia; (b) características de la
pareja íntima, como atribución de inseguridad, un comportamiento celoso y
propenso a sentir ira; (c) características de la relación de pareja, con creencias
de que la VPI se manifiesta gradualmente, que el perpetrador utiliza
estrategias manipuladoras para mantener el vínculo
y el poder en la relación; (d) y la influencia de otras personas, que pueden actuar como figuras
de apoyo o como mantenedoras de la VPI.
Las TS se definen como un tipo de
creencia que posee una estructura argumentativa o explicativa, que elaboran
las personas en la vida cotidiana y utilizan para comprender, definir, explicar
y accionar en el mundo (Flick, 2018), sobre todo, cuando no cuentan con saberes formales para otorgar
significado a un fenómeno. Además, las
TS como estructura cognitiva,
se constituyen de una dimensión emocional-
experiencial y una abstracta-explicativa, razón
por la cual tienen una
implicancia importante en la forma en que las personas toman decisiones y guían
su comportamiento (Catalán, 2016).
En el marco de los estudios sobre la VCM
y desde el programa de investigación de las TS, los hallazgos muestran que las personas
elaboran y utilizan estas teorías para explicar este tipo de violencia. Kavemann et al. (2016) encontraron en mujeres víctimas de
violación, que sus TS les permitían definir
la experiencia traumática, explicarla, predecir
la futura violencia, orientar el comportamiento ante la violencia
sufrida, además de constituir un soporte de protección de su autoestima.
Resultados similares proporciona Heynen (2015),
señalando que las mujeres
víctimas de violencia elaboran una explicación subjetiva de su experiencia traumática, TS fundamentales
para comprender la experiencia de agresión y afrontar
el trauma. Heynen (2012), además, señala que existen mitos
que se estructuran cognitivamente como TS que podrían utilizar las mujeres para
justificar la violencia sexual en el matrimonio, por ejemplo, que la violación sexual no existe en un matrimonio, dado que la relación sexual es parte de los votos matrimoniales. En Helfferich y Kavemann
(2004) se encontraron TS en mujeres víctimas de VPI, en las cuales se considera
la violencia de la pareja como parte de la naturaleza humana del agresor, es decir, TS de la violencia que posicionan este fenómeno como un comportamiento innato; también
se reportan TS esencialistas sobre
la personalidad de la pareja, en donde se considera al agresor esencialmente bueno, y la violencia se explica
por un problema de salud mental en la pareja, que interrumpe su comportamiento esencialmente bondadoso.
Este
trabajo corresponde a un estudio
descriptivo interpretativo, que utiliza metodología cualitativa (Flick, 2018), un diseño de estudio de casos (Stake, 2010) y un muestreo teórico. Este tipo de muestreo
corresponde a un proceso de recolección sucesiva
de datos, codificación y análisis de estos, por lo que su tamaño definitivo queda establecido cuando
se logra la saturación teórica de la información (Flick, 2018). Para este estudio, en la medida que
se realizaron las entrevistas semiestructuradas se procedió a realizar un análisis preliminar básico, que guiará el procedimiento de recolección de
datos siguiente. El caso corresponde a 15 mujeres adolescentes y adultas que pertenecen a una universidad pública del norte de
Chile de 19 a 54 años (M = 28) que han
vivenciado VPI en algún momento de sus vidas. Se seccionó a las participantes buscando la
representatividad cualitativa de casos, considerando incluir estudiantes universitarias, personal administrativo y académicas (la Tabla 1 presenta una breve
descripción de los casos seleccionados). Como criterio de inclusión muestral, se consideró a aquellas
que reportaron haber sido víctimas de algún tipo de VPI (psicológica,
física, sexual, económica); como criterio de exclusión, se consideró no incluir
para el estudio a aquellas mujeres que, al momento de las entrevistas, se
encontraran en algún tratamiento médico y/o psicológico producto de la VPI o en algún proceso
judicial, a fin de no interrumpir o alterar la atención recibida.
Entrevista semiestructurada.
Se aplicaron 15 entrevistas semiestructuradas a 15 mujeres de una universidad del norte de Chile. La entrevista
semiestructurada ha sido propuesta
como especialmente indicada para la indagación de TS (Flick, 2018). Consecuentemente, con este tipo de
entrevistas, en donde la indagatoria se realiza con base en temas más que en
preguntas pauteadas, se utilizó un guion temático que incluyó los siguientes
tópicos: (a) características de la violencia vivenciada por la mujer en la relación de pareja,
(b) tipos de violencia vivenciada en la relación de pareja, (c) factores
promotores y protectores de la violencia en pareja, (d) causas de la VPI y (e)
argumentos que justifican la VPI. Estos ejes fueron propuestos por los investigadores a partir de los objetivos específicos
del estudio.
Estas entrevistas tuvieron una duración aproximada de una hora, se grabaron
en audio previa autorización
por parte de la entrevistada y
se realizaron en la modalidad
presencial.
Entrevista grupal. Además,
en un segundo momento, una vez se obtuvieron los resultados cualitativos
preliminares, se procedió a aplicar una entrevista
grupal a dos de las mujeres que
previamente participaron de la
entrevista semiestructurada. El
objetivo de esta entrevista grupal fue profundizar en comprensión y validar
comunicativamente los resultados preliminares obtenidos de la codificación
axial y selectiva. Esta decisión metodológica está especialmente indicada como
estrategia que busca lograr una mayor calidad en la investigación cualitativa,
específicamente, como un procedimiento que permite una mayor credibilidad en
los resultados descriptivos e interpretativos (Flick,
2018). Así, esta etapa se orientó a exponer los resultados preliminares, y
analizar y profundizar los modelos cualitativos diseñados. Consideró tres
grandes preguntas: a) ¿Los resultados representan el fenómeno de VPI relatado
por ti?, ¿Qué información sumarías o restarías de lo expuesto?, ¿Podrías
explicar o profundizar al respecto? La entrevista grupal duró aproximadamente
una hora. Este procedimiento demostró que los resultados descriptivos e
interpretativos elaborados por los investigadores, representaban las TS de las
mujeres, obteniendo además algunas aclaraciones de parte de éstas que
finalmente se incluyeron en los resultados del estudio.
En primera instancia, se efectuó una
invitación a ser parte del estudio por medio de redes sociales.
De las mujeres interesadas en participar en la investigación, se seleccionaron a 15 que cumplieron
los requisitos de inclusión muestral. A este grupo se les explicó los fines del estudio,
su metodología y los
criterios éticos. Además, se les solicitó la firma de un consentimiento informado. Posteriormente, en una primera fase,
se aplicaron las 15 entrevistas semiestructuradas a las 15
participantes del estudio. Consecuentemente con el muestreo teórico,
los datos se fueron analizando
simultáneamente durante esta fase. En una segunda fase, se realizó la
entrevista grupal a dos de las mujeres que previamente participaron en la entrevista semiestructurada. Los
resultados obtenidos de esta última entrevista se utilizaron para validar comunicativamente, corroborar y
profundizar los resultados preliminares, hallazgos que se incluyeron como parte
de estos resultados. Este trabajo fue evaluado en sus aspectos metodológicos y éticos-científicos por una comisión académica del Departamento de
Psicología de una universidad del norte de Chile.
Este estudio utiliza una combinación de
técnicas de análisis cualitativo de datos, considerando la codificación temática de Flick (2018), la codificación
axial y selectiva de la teoría fundamentada (Strauss & Corbin, 2002) y parte del análisis específico para TS (Catalán, 2016).
Para la fase descriptiva del estudio se
utilizó la técnica de codificación temática (Flick,
2018). La codificación temática permite analizar los datos cualitativos
considerando cada entrevista como un caso. De
esta manera, las 15 entrevistas semiestructuradas
realizadas se transcribieron para analizarlas
en dos fases. En la primera fase, se aplicó el análisis intracaso,
que consiste en sintetizar la información de
cada entrevista en un lema representativo de la narrativa del caso, en
un breve párrafo descriptivo de las características del caso y en temas y
subtemas relacionados con los objetivos de la investigación y representados por las TS de las participantes. Para la identificación
de las TS en el texto, se consideró
la propuesta de análisis de TS de Catalán (2016)
y Flick (2018), esto es, considerar la estructura
argumentativa explícita del texto «si… entonces; esto ocurre porque…; esto
conlleva a esto…». Además, cuando no fue posible observar explícitamente esta
estructura argumentativa en el texto, esta fue inferida por el equipo
de investigación (Catalán, 2016; Flick, 2018). El
procedimiento anterior permitió organizar
en una tabla (Tabla 1) los
análisis intracasos,
los cuales se presentan resumidamente en el primer apartado
de resultados.
En segundo lugar, se procedió
a aplicar el análisis
intercaso. En esta etapa, se analizaron los resultados
intracasos comparativamente, a fin de encontrar una estructura temática común a los 15
casos (Flick, 2018).
Esto permitió organizar
las TS encontradas en temas y subtemas que se describen en segundo lugar en el apartado de resultados.
Finalmente, en una fase interpretativa, y para dar cumplimiento al objetivo específico
respecto a proponer un modelo cualitativo comprensivo sobre la VPI desde las TS encontradas, se procedió a realizar
codificación axial y selectiva (Strauss & Corbin,
2002). En la codificación axial, se tomaron los resultados de los análisis
intracasos e intercaso y para cada eje temático
o categoría, se procedió a interpretar estos resultados
relacionando los subtemas
o subcategorías encontradas a
fin de explicar cualitativa y comprensivamente el hallazgo. Para esto
se siguió la recomendación de Flick (2018) de utilizar
un grafo y un breve texto explicativo del grafo. En cuanto a la
codificación selectiva y desde un mayor nivel de interpretación, se procedió a
analizar los resultados intracasos, intercaso y de codificación axial, a fin de proponer
cualitativamente un modelo comprensivo del fenómeno de la VPI desde las TS
encontradas. Al igual que la codificación axial, se procedió a elaborar un
grafo y un breve texto explicativo del modelo elaborado. Tanto en la
codificación axial y selectiva, se consideraron los datos obtenidos
de la validación comunicativa, procedimiento técnico que permitió contrastar,
profundizar y enriquecer los modelos diseñados, a partir de la entrevista grupal realizada a dos mujeres de la muestra.
En primer lugar, se presenta una síntesis
de los resultados del análisis
intracaso.
La Tabla 1 muestra
las características del caso, el lema reconstruido por los investigadores y las TS que más representan al caso en
la problemática de la VPI. Posteriormente, se describen los resultados del
análisis intercaso. Ambos tipos de análisis
dan respuesta a la dimensión descriptiva del objetivo
general y a los objetivos específicos orientados a describir el fenómeno de estudio.
Siguiendo la recomendación de Flick (2018), los resultados interpretativos –codificaciones axiales y selectiva– se presentan con
base a un grafo y un breve párrafo explicativo.
El análisis intercaso
permitió establecer que las entrevistadas han experimentado cinco tipos de VPI:
física, sexual, psicológica, simbólica y económica. A partir de su relato, el tipo de VPI más frecuente es la violencia psicológica, vivenciada en catorce
de los quince casos; seguida de la violencia
física, reportada por 12 de los casos. La violencia sexual
y simbólica fue reportada
por siete de los casos, mientras que solo tres casos informaron violencia
económica. Además, la mayoría
de las entrevistadas reportan haber sido víctimas de VPI en más de un tipo de
violencia. Al respecto,
solo dos casos informaron haber vivenciado
un tipo de violencia, cinco reportaron haber experimentado dos tipos de violencia
en pareja, mientras que ocho de los casos informaron de tres o más tipos de
violencia.
Se determinó los significados subjetivos
sobre cada tipo de VPI experimentada. El significado que las mujeres le otorgan
a la violencia física de pareja implica un permanente estado de alerta, dado
que, desde sus TS, existe la posibilidad de
que se manifiesten golpes físicos en cualquier
momento. No obstante,
esta activación de alerta no produce la evitación
o huida, dado que el
vínculo-apego emocional prevalece como un mantenedor de la relación agresiva. En cuanto a la violencia sexual, se la
considera como un tipo de relación erótica no consensuada y problemática,
significado que va adquiriendo sentido como un acto violento en la medida que finaliza
su manifestación. En relación con la violencia
psicológica, con base en las TS, para las
entrevistadas es la más dañina y, al mismo tiempo, la más difícil de reconocer, dado que no deja huellas físicas o visibles. Además, este difícil reconocimiento
genera una perpetuación de este tipo de violencia
en las mujeres.
La violencia simbólica, al igual que la psicológica, también es caracterizada como de difícil reconocimiento,
siendo posible identificarla o
razonarla tiempo después del hecho. Los significados
que se le atribuyen a este tipo de violencia son una conducta de
supremacía por parte del hombre, existiendo dominación, desigualdad y discriminación,
que se produce en distintos escenarios de la vida de las entrevistadas
que vivenciaron este tipo de VPI. Finalmente,
la violencia económica, desde las TS de
las entrevistadas, adquiere el significado de dominación
masculina con base en la limitación de la libertad
de acción económica de estas, la manipulación
del pago de alimentos y su negativa a cancelarlo; el control absoluto sobre la
economía y la disposición de los insumos o materiales básicos del hogar. Así lo expresa la entrevistada 15: «... No me llegaron
a dejar el ojo morado, pero sí fueron violentos, porque hace 10 años, 12
años, que uno dijera que alguien causaba violencia psicológica, era como… vas
al psicólogo, estás loco…» (Caso 15).
La TS sobre los tipos de VPI implica
distintos grados de conciencia, reconocimiento e identificación
de los tipos de violencia contra la mujer.
La violencia física, sexual y económica,
dado que se encuentran muy asociadas a acciones objetivables son de fácil
reconocimiento. Además, estos
tres tipos de VPI son los
que más influyen en la dominación y subordinación de la mujer, y en la supremacía de la pareja.
Por otro lado, para las participantes es difícil tomar conciencia
de que están vivenciando violencia psicológica o simbólica al estar estos tipos de violencia
más sujetos a
interpretación, por lo que solo la reflexión a posteriori de los sucesos
ocurridos les permite reconocerlos como un acto violento por parte de la
pareja. Además, esta dificultad se hace extensiva incluso en la diferenciación
entre estos dos tipos de violencia, puesto que para las mujeres entrevistadas
están estrechamente relacionadas (Figura 1).
Se identificaron las prácticas de VPI a
partir de las TS de las entrevistadas. Estas prácticas se caracterizan, en la
mayoría de los casos, por un encadenamiento de agresiones que incluyen más de
un tipo de violencia y pueden incrementarse o disminuir en función del efecto
que logran en el control de la pareja.
Para las
entrevistas son hechos violentos que dañan, controlan y coaccionan las acciones y/o vivencias, con base a comportamientos del
agresor que incluyen empujones, zamarreos, gritos, patadas, tirones de pelo, encierro y manipulaciones, como también el no tener acceso a alimentarse, logrando en algunos casos poner en riesgo la vida de las entrevistadas. La entrevistada
10 señaló al respecto: «Se fue a tomar [entonces], conectó electricidad con
la puerta así y puso electricidad para que yo no saliera
ni los niños tampoco… puso
corriente en la puerta –¡te voy a matar, te voy a matar!–
y andaba con la electricidad…» (Caso
10).
Las prácticas de violencia contra la
mujer se presentan con un efecto encadenado de más de un tipo de violencia.
Cuando en primera instancia el agresor no logra el efecto deseado en la pareja,
con base en un lenguaje violento y peyorativo en el ámbito social
y personal, integra prácticas violentas más intensas y perjudiciales, por ejemplo, las humillaciones,
denostación y el aislamiento de la mujer, pudiendo llegar a las
relaciones sexuales abusivas y/o no consensuadas y al maltrato físico leve a severo,
culminando en la limitación o supresión de bienes materiales e inmateriales.
Estas prácticas se aplican de manera cíclica y repetitiva (Figura 2).
En las entrevistas
realizadas, las mujeres visualizan el fenómeno de la VPI como algo multicausal,
en donde las relaciones tempranas con las figuras significativas, la disfunción
familiar, la vinculación ambivalente socioemocional, los antecedentes mórbidos,
psicológicos y/o psiquiátricos,
serían causales de este tipo de violencia.
Desde las TS de las entrevistadas, un
lugar importante ocupa las experiencias
negativas tempranas con sus figuras significativas, especialmente con los
padres, madres, hermanos y hermanas. Básicamente, vínculos de violencia con estas figuras
o el haber sido testigo de aquello durante
la infancia es asociado a una dificultad para desarrollar
habilidades socioemocionales que les permitan construir relaciones interpersonales positivas
en la adultez. Una de las entrevistadas señaló sobre esto: «En mis relaciones
anteriores también he vivido violencia…
porque… tengo una historia de vida rodeada de violencia» (Caso 5).
La historia familiar de las mujeres se
considera protagónica en el origen de la VPI, puesto que, a partir de ésta, podrían desarrollarse o
no, las suficientes habilidades
socioemocionales. Además, de esta experiencia familiar en una
parte importante depende la salud física y psicológica, así como el bienestar
psicológico. Así, el desarrollo de la niñez en un ambiente
hostil y de violencia es considerado como motivo
de la repetición de patrones violentos en las relaciones de pareja adulta. A partir
del deterioro de la salud física
y mental, y la vinculación ambivalente socioemocional, se
dificulta evidenciar y problematizar comportamientos inadecuados y
violentos en una relación de pareja (Figura 3).
En las TS encontradas, se evidencia una
mayor cantidad de factores de riesgo que protectores sobre la VPI. Para los
factores protectores de la VPI, las TS tienden a identificar más factores
externos que internos (personales), lo cual da cuenta de un sentimiento de menor control sobre ellos. Los
factores protectores son aquellos recursos personales, familiares y
sociales en los que la mujer víctima de VPI
se puede apoyar
para mitigar la violencia, poner término a una relación
de pareja violenta
o encontrar soporte emocional para
sobrellevar el conflicto. El apoyo familiar y el apoyo profesional son identificados
como importantes redes sociales
que les han permitido lidiar
con la VPI o poner término a este tipo de violencia.
Por otra parte,
los factores de riesgo son aquellas
vivencias, situaciones o relaciones que favorecen la VPI e incluso pueden significar
un potencial riesgo para la vida de una mujer a corto, mediano
y largo plazo. Desde las TS encontradas,
destacan factores predominantemente internos o personales, tales como una personalidad sumisa en la víctima de violencia, una historia
de maltrato y/o abuso en la infancia. Estas TS incluyen
un componente emocional negativo, ligado al miedo,
la inseguridad, la baja autoestima, los sentimientos de soledad
e indefensión. El caso 7 dijo
al
respecto: «Yo no fui quien terminó la relación porque yo
sentía que no era capaz de hacer eso. El miedo a la soledad,
que también viene con la salud mental, era tan
grande que yo prefería estar con alguien que me tratara así a estar sola» (caso
7).
En la TS encontrada sobre los factores protectores
y
de riesgo de la VPI, se evidencia una mayor cantidad de factores de riesgo que
protectores; además, esta TS se caracteriza predominantemente por factores de
riesgo atribuibles a la víctima, por ejemplo, su personalidad o historia de vida, y factores
protectores externos y menos controlables. Esta TS se caracteriza, además, por el predominio de
emociones negativas cuyo núcleo es la inseguridad
y un sentimiento de bajo control de la VPI, que tiende
a inhibir los comportamientos para poner término a este tipo de
violencia y a actuar como mantenedora de la relación negativa (Figura 4).
Se encontraron TS que las mujeres
víctimas de VPI utilizan y actúan como mantenedoras de una relación con VPI. Estas
TS presentan justificaciones a nivel personal,
familiar y social, y en general, incluyen emociones tanto positivas como
negativas ligadas a la esperanza y optimismo, y por contraparte,
a la resignación e indefensión. En ambos casos,
estas emociones y el contenido de las TS actúan como fuertes razones
para mantenerse en una relación violenta de pareja íntima. A continuación, se
listan siete TS justificadoras de la VPI y de la mantención en este tipo de relación
negativa:
1. Optimismo del
cambio: como creo que él puede cambiar, me mantengo en la relación.
2. Idealización
de la felicidad: como creo que podemos ser felices
y como él puede cambiar,
me mantengo en la relación.
3. Autoevaluación negativa de las capacidades: como soy tonta, no me doy cuenta
de la violencia.
4. Historia
de violencia: como viví violencia, actualmente, no logro visualizarla en la
relación.
5. Pérdida del confort: si termino la relación violenta, puedo perder el confort.
6. Habituación
a una relación violenta: como me habitué a la relación violenta, entonces me
mantengo en la relación.
7. Seguridad de seguir con alguien conocido: como ya conozco a mi pareja violenta, entonces prefiero
seguir con él a arriesgarme a una nueva relación con un desconocido.
En este párrafo de la entrevistada 6, se
pueden observar los justificadores de la VPI 4 y 5: «Como que intento
evitarlo (dejar la relación de VPI). Igual viví muchas cosas parecidas antes (de violencia), así que me cuesta verlo como malo. En otras personas lo veo
súper malo, pero en mí, con mis cosas no. Es porque es como familiar, mi zona
de confort, lo normalizo» (Caso 06).
Las TS justificadoras
de la VPI y de la mantención
en este tipo de relación negativa, se integran de un contenido que incluye
factores personales, familiares, sociales y contextuales de la relación de
pareja, fuertemente arraigados y que conllevan a que la víctima de la violencia se mantenga
en este tipo de relación negativa. La dimensión emocional de la TS
también contribuye a orientar la acción de la mujer, a la mantención en este
tipo de vínculo, con emociones positivas que alimentan el optimismo
por el cambio o una vida feliz; y emociones
negativas que proyectan un futuro oscuro sin el agresor, de temor,
soledad e inseguridad (Figura 5).
La VPI, desde las TS encontradas, es
una experiencia compleja para las
mujeres víctimas de este tipo de violencia; fenómeno de alta ocurrencia, que se
experimenta frecuentemente y con múltiples tipos de violencia encadenadas en la
mayoría de los casos, siendo algunos de estos tipos no siempre identificables
para las víctimas cuando ocurren por primera
vez. En la estructura argumentativa de la TS, se posicionan como causas de este
tipo de relación negativa a factores pasados y presentes, de tipos sociales y
psicológicos. Básicamente, una historia familiar infantil de vulneración de derechos o maltrato
actúa como causa de VPI, lo cual incide en factores psicológicos
como una baja autoestima, bajas habilidades sociales y limitados recursos psicológicos
para evitar este tipo de vínculos
o finiquitarlos, lo cual conlleva
a que la mujer víctima de este tipo de violencia tienda a permanecer en este
tipo de relaciones. Frente a esta dificultad de evitar o detener
esta experiencia negativa, se elaboran TS que justifican la VPI o la mantención
en este tipo de relaciones, las cuales cumplen la función de resistir la
presión social y proteger la autoimagen y la autoestima dañada. Cuando la mujer víctima
de VPI logra reconocer
la experiencia dolorosa e integrar una mayor
cantidad de factores protectores, elabora TS que le otorgan mayor control ante
el problema, pudiendo llegar incluso a poner término al vínculo violento
(Figura 6).
El objetivo general
de este estudio
fue describir e interpretar las TS sobre
VPI de un grupo de mujeres
de
una universidad pública del norte de Chile, que han sido
víctimas de este tipo de violencia en algún momento
de su vida. Se encontraron TS que permiten describir la magnitud de esta problemática y se elaboró
interpretativamente un modelo que explica cualitativamente este tipo de violencia desde la
perspectiva de las víctimas, considerando cómo se produce y
enfrenta este fenómeno a partir de los hallazgos reportados. Estos hallazgos
podrían ser un aporte más para comprender la alta
prevalencia de este problema a nivel global (Lelaurain
et al., 2018; OMS, 2021).
Las TS encontradas aportan en la
comprensión de la revictimización por VPI y de la dificultad que se presenta en
las mujeres para la identificación de esta violencia, la decisión de pedir ayuda, además de poner término a este tipo de relaciones
abusivas. Aunque estas TS incluyen multicausales en la explicación intuitiva de
la VPI, tales como factores socioculturales,
familiares e individuales, en general, hay una propensión a proporcionar
argumentos que podrían facilitar la elección de este tipo de vínculos y la mantención
en éstos, impactando en las relaciones
afectivas y generando patrones conductuales que facilitan la incursión de prácticas violentas dentro de las
relaciones de pareja. Esta problemática no es menor, puesto que hallazgos
recientes muestran que frecuentemente las adolescentes y
mujeres adultas jóvenes se revictimizan involucrándose nuevamente
en relaciones de pareja abusivas o bien retoman la relación anterior (Hegel et
al., 2022; Ørke, 2020).
El primer objetivo específico de este trabajo buscó describir los tipos de VPI que identifican las mujeres
víctimas de este tipo de violencia. Los resultados muestran que, en general, la
tendencia es a experimentar simultáneamente más de un tipo de VPI y
que las más frecuentes son de tipo psicológica y física. El trabajo de Javier-Juárez et al. (2023)
denomina a la experiencia de vivenciar más de un tipo de
VPI violencia multiforme, y en su estudio proporcionó hallazgos que muestran
que es el tipo de VPI más frecuente en las mujeres,
resultado que es concordante con este estudio. El caso chileno muestra
resultados similares,
observándose una prevalencia de 38.3%
de violencia psicológica, 15.5% de violencia física y 6.9% de violencia sexual
para el año 2020 (Subsecretaría de Prevención del Delito, 2020), siendo
éstas las más frecuentes. Un análisis más detallado lo presenta Bott
et al. (2021) para 24 países analizados, reportando que las mujeres
han sido víctimas
de VPI de tipo física y/o sexual
con tasas que van desde el 14% al 17% en Brasil,
Panamá y Uruguay,
hasta del 58.5% en Bolivia,
lo cual confirma que este fenómeno
se manifiesta de distintas formas según la región en que se presente. En cuanto al significado subjetivo
de la violencia experimentada, las participantes definen adecuadamente cada tipo de violencia, no obstante, a nivel
conductual es donde
se presenta una dificultad
para identificar y ser consciente de aquella violencia que no deja huellas físicas a nivel
corporal o en lo material, por ejemplo, la psicológica, la verbal y la
simbólica, lo cual contribuye a que permanezcan en este tipo de relaciones abusivas. En otros trabajos se ha reportado que en una relación de
pareja con VPI, este tipo de violencia tiene como base la aceptación de la violencia,
el déficit en las habilidades de solución
de conflictos y la gestión de emociones (McNaughton et al., 2017).
En este sentido,
una sugerencia posible para enfrentar este fenómeno es
fortalecer las capacidades de la pareja íntima para detectar indicadores
concretos de este tipo de violencia.
El segundo
objetivo de este estudio buscó identificar las causas de la VPI
desde las TS de mujeres víctimas de VPI. En general, los hallazgos mostraron la
construcción de una TS que incluye múltiples causas, lo cual es congruente con
la teoría científica del fenómeno, que actualmente se posiciona
de una manera más integradora y ecológica (Kurebwa, 2023). Un resultado
especialmente relevante es la explicación
encadenada que interrelaciona
experiencias negativas infantiles con figuras
significativas, como la familia de origen, con un inadecuado desarrollo psicológico, un deterioro de la
salud mental y física y limitadas habilidades socioemocionales. Todos estos factores
individuales conllevarían finalmente a ser víctima de VPI. En
discordancia con la literatura, en estos hallazgos no se menciona a las desigualdades de género como un
importante gatillante de este problema, como lo han venido señalando las corrientes
feministas o con enfoques de género (Fríes & Hurtado, 2010; Rodríguez-Menés & Safranoff, 2021;
Schneider, 2022). Probablemente, la reconstrucción de TS en este tipo de
víctimas de VPI, en donde se integren saberes formales acerca del enfoque de género,
la inclusión de género y la igualdad de género, sea un importante factor que
posibilite mitigar o erradicar este tipo de violencia en mujeres víctimas.
En este estudio también se buscó
describir los factores protectores y de riesgo de la VPI desde las TS de las
mujeres participantes del estudio. Los hallazgos muestran más factores de
riesgo que protectores y estos últimos son más externos que individuales o personales. Esto implica un sentimiento
de menor control y trae asociado importantes
emociones de temor, incertidumbre y angustia. Junto con esto, los factores de riesgo se
caracterizan principalmente por considerar características
personales o individuales de la víctima, teniendo asociado emociones
como la culpa. Estos hallazgos podrían aportar en la explicación de la forma
en que las mujeres víctimas de VPI enfrentan esta
problemática. En Piraino et al. (2023) se ha señalado
que cuando las mujeres vivencian VPI, desarrollan una tendencia
a la dependencia emocional y, además,
la experiencia de ser «herida» por un otro no es prioritaria. Junto
con esto, Troisi (2018)
destaca que las emociones que
frecuentemente se encuentran asociadas a la VPI son la culpa,
el miedo, el terror y la vergüenza, resultados que podrían tener origen en las características de las TS
encontradas en el presente estudio, específicamente, la forma en que estas
mujeres explican la VPI en función de los factores de riesgo y protectores. Desde esto, se podría
sugerir en los trabajos de apoyo psicológico a las mujeres víctimas de VPI, la
reconstrucción de estas TS, incluyendo una mayor cantidad de factores
protectores que de riesgo y equilibrando el nivel de responsabilidad de la VPI entre los factores externos e internos, lo cual podría
incidir en una mayor frecuencia de emociones positiva y sentimientos de control.
Este estudio se propuso también
describir las TS que justifican la VPI. Las TS no sólo permiten explicar el
propio comportamiento y el mundo en general, sino que también las personas las utilizan para justificar
las acciones pasadas, presentes y futuras (Catalán,
2016; Groeben & Scheele, 2000). En este sentido,
actúan como un tipo de subjetividad que orienta de manera importante la toma de
decisiones de las personas (Flick, 2018). En
congruencia con esta función de las TS, se encontraron un conjunto de éstas que las mujeres
víctimas de VPI utilizan para justificar
una relación con VPI y, por lo tanto, son importantes argumentos para mantener este
tipo de vínculos. Dichas justificaciones apelan a razones personales, familiares y sociales. Además, en concordancia con el estudio de Kavemann et al. (2016),
estas TS también
representan un mecanismo cognitivo de protección de la
autoestima y de la vergüenza para las mujeres víctimas de VPI (Troisi,
2018). Un hallazgo interesante al respecto es que, en este
estudio, estas TS integran
un contenido emocional no sólo negativo,
como la resignación y la indefensión, sino también positivo, como la esperanza
y el optimismo. Lo anterior podría ser un sustento para considerar en el
estudio de las emociones a la base la VPI, puesto que ya se cuenta con trabajos
que han reportado principalmente emociones negativas (Troisi, 2018). En
una misma línea, Helfferich y Kavermann
(2004) encontraron en mujeres víctimas de VPI una TS que explica la violencia
del agresor, como un problema posible de mejorar, atribuyendo a la pareja una
personalidad esencialmente bondadosa. En este trabajo también encontramos un conjunto de TS cuyo argumento para mantener el vínculo agresivo
es la posibilidad cambio
del agresor y la esperanza de un futuro de felicidad. Estos hallazgos permiten
considerar que este tipo de TS podrían actuar
además como estrategias de afrontamiento del trauma, tal como lo reportó Heynen
(2015).
Con base en el último objetivo, se buscó interpretar
las
TS sobre la VPI que elaboran y utilizan las mujeres víctimas de este tipo de
violencia. Los modelos comprensivos elaborados, representan un complemento para comprender mejor el fenómeno de la VPI, como lo es la invisibilización de la misma por parte de la víctima a partir de las TS
encontradas, las causas y los factores protectores o de riesgo que estarían a la
base gatillando este tipo de vínculos y las justificaciones a la base. Lo
primero importante a considerar es que la VPI no sólo es un fenómeno teórico
complejo de abordar, sino que también la propia experiencia de victimización
por este tipo de violencia lo es para las mujeres. En este modelo se observa
que las mujeres víctimas de VPI elaboran una red de TS que les permiten
explicar este tipo de violencia, justificar este tipo de experiencia negativa y, por lo tanto, mantenerse en
vínculos de pareja agresivos. También se observa que en la medida que las mujeres toman consciencia de lo
anterior, que logran reconocer los justificadores de la violencia, así como
los factores protectores y de riesgo, pueden iniciar un proceso de
reconstrucción de estas TS, elaborando TS que les permitan prevenir nuevas
relaciones de pareja con VPI o bien finiquitar este tipo de vínculos.
Además, es importante destacar que, aunque quienes
son víctimas de VPI elaboran
una TS relativamente ecológica del fenómeno, en
congruencia con la literatura científica sobre el tema (Fríes
& Hurtado, 2010; Rodríguez-Menés
& Safranoff, 2021; Schneider,
2022), se requiere que las mujeres
logren integrar en sus TS, explicaciones ligadas a las diferencias de género y
los derechos fundamentales de las mujeres. En este modelo, la transformación de
las TS se torna fundamental para poner término al fenómeno de la violencia
y prevenir futuras
experiencias negativas al respecto.
Este estudio tiene
algunas limitaciones. La primera es que la mayor parte de la
muestra corresponde a estudiantes universitarias. Futuros trabajos podrían
ampliar el estudio a más mujeres que cumplan funciones laborales de diverso
tipo. También podría ser pertinente profundizar
estudiando a mujeres que reúnan características que las ponen en riesgo de
exclusión social, como lo es poseer una etnia o presentar discapacidad. Probablemente el fenómeno de la VPI sea experimentado y explicado subjetivamente por este tipo de población de manera
diferente a la muestra utilizada en este estudio.
Para
finalizar, es preciso
señalar que es necesario
continuar abordado la subjetividad de las mujeres víctimas de VPI, desde diversos
enfoques cualitativos,
a fin de aportar no sólo en la comprensión, sino, fundamentalmente, en la intervención de este complejo y frecuente fenómeno que ha adquirido ribetes de pandemia global (United Nations Secretary-General,
2018).
Este
estudio no presenta conflicto de intereses.
Este estudio es fruto de una tesis de
pregrado evaluada ética y científicamente por una comisión académica de un Departamento de Psicología de una
universidad del norte de Chile.
En estos estudios no se ha realizado
ningún tipo de experimento en seres humanos ni en animales.
Los datos de este estudio se obtuvieron
previo consentimiento informado y firmado por las entrevistadas.
Además, son confidenciales y de uso exclusivo del equipo de investigación.
Los autores declaran que en este reporte
no aparecen datos personales que develen la identidad de las participantes.
PVB, FVM: Concepción y desarrollo de la investigación, búsqueda y selección de
artículos, análisis y reflexión teórica, análisis y resultados
DCM: Análisis de datos, revisión
del manuscrito, reflexión
teórica, redacción de resultados.
BMB y BMA: Desarrollo de la
investigación, búsqueda y selección de artículos y análisis.
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Recibido: 05 de mayo de 2023
Aceptado: 24 de mayo de 2023
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