https://doi.org/10.24265/liberabit.2022.v28n2.569
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Afrontamiento religioso y espiritualidad como mediadores entre estrés percibido y resiliencia en adultos con diabetes mellitus
tipo 2
María Gabriela Ramírez Jiméneza,*
https://orcid.org/0000-0003-1017-834X
Norma Ivonne González-Arratia López-Fuentesa
https://orcid.org/0000-0003-0497-119X
Ana Olivia Ruíz Martíneza
https://orcid.org/0000-0002-9286-5946
Hans Oudhof Van Barnevelda
https://orcid.org/0000-0003-1265-3052
Blanca Estela Barcelata Eguiarteb
a
Facultad de Ciencias de la Conducta, Universidad Autónoma del Estado de México, México
b
Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México, México
Autora
corresponsal:
Para citar este
artículo:
Ramírez, M. G., González-Arratia, N.
I., Ruíz, A. O., Oudhof, H.,& Barcelata, B. E.
(2022). Afrontamiento religioso y espiritualidad como mediadores entre estrés
percibido y resiliencia en adultos condiabetes mellitus tipo 2. Liberabit,
28(2), e569. https://doi.org/10.24265/liberabit.2022.v28n2.569
Resumen
Antecedentes: la resiliencia en un recurso psicológico relacionado con mejoras significativas
en la salud de personas con diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) y se vincula con el afrontamiento religioso y la espiritualidad y menores índices
de estrés. Objetivos:
analizar la relación entre el estrés percibido y la resiliencia, así como los efectos directos e indirectos y
totales de espiritualidad y
afrontamiento religioso mediante un modelo de
mediación hipotetizado en personas con DMT2. Método: estudio
transversal con un total de 216 participantes, el 41.2% son hombres y el 58.8% mujeres, con rango de edad de 30 a 78 años (M
= 56.63, DE = 11.27). Se utilizó
la Escala de Estrés Percibido (PSS-14), Escala de Espiritualidad (SS), Inventario de Estrategias de Afrontamiento Religioso (IEAR) y el
Cuestionario de Resiliencia. Resultados: el afrontamiento religioso media la relación
entre estrés y resiliencia al presentar un efecto indirecto significativo (
= -.05, EE = .02, IC 95% [-.09,
-.01]), mientras que la espiritualidad no es un predictor significativo en la asociación ( = .03, EE = .03, IC 95% [-.09, .03]).
Conclusiones: se encuentra evidencia
acerca del efecto de mediación
que posee la variable afrontamiento religioso entre el estrés
percibido y la resiliencia, así como de la relación que mantiene la espiritualidad con la resiliencia en personas con DMT2.
Palabras clave: estrés percibido; espiritualidad; afrontamiento religioso; resiliencia; diabetes mellitus tipo 2.
Abstract
Background:
Resilience is a psychological resource related to significant improvements in the health of people with type 2 diabetes mellitus T2DM and is linked to
religious coping and spirituality and
lower levels of stress. Objectives:
To analyze the relationship between
perceived stress and resilience as well as
the direct and indirect and total effects of spirituality and religious coping through a hypothesized
mediation model in people with T2DM. Method: A cross-sectional study
conducted with a total of 216
participants, out of whom 41.2% were men and
58.8% were women in the age range of 30 to 78 years (M = 56.63, SD = 11.27). The Perceived Stress Scale
(PSS-14), the Spirituality Scale (SS), the Religious
Coping Strategies Inventory (IEAR) and the Resilience Questionnaire
were used. Results: Religious coping mediates the relationship
between stress and resilience by showing a significant indirect
effect ( =
-.05, SE = .02, 95% CI [-.09, -.01]), whereas spirituality is not a significant predictor in such relationship ( = .03, SE = .03, 95% CI [-.09, .03]). Conclusions: Evidence was found regarding the mediation effect of religious coping between perceived stress and resilience, as well as the relationship
between spirituality and resilience in people with T2DM.
Keywords: perceived
stress; spirituality; religious
coping; resilience; type 2 diabetes
mellitus.
La diabetes mellitus
tipo 2 (DMT2) es una enfermedad crónica que ocurre debido a la producción insuficiente de insulina y/o a la falta de capacidad del organismo
de utilizar eficazmente la que se produce (Organización
Mundial de la Salud, 2018). A nivel mundial,
el número de personas con diabetes mellitus se ha cuadriplicado en las últimas
tres décadas ocupando
el lugar número nueve como principal
causa de muerte (Jeong,
2021; Khan et al., 2020). En México, la DMT2 es una de las enfermedades de mayor riesgo
(Basto-Abreu et al., 2021) y una de
las comorbilidades más importantes asociadas a cuadros
clínicos graves y muerte por COVID-19 (Yu et al., 2021).
Por otra parte, en las últimas décadas
se ha generado evidencia sobre la influencia de la resiliencia tanto en la salud física como en la
presencia de enfermedades crónicas
(Conway-Phillips et al., 2020; Terrill et al., 2016; Yi et al., 2008).
Al respecto, Kasser y Zia (2020)
señalan que la resiliencia es una variable mediadora en la calidad de vida en personas con esclerosis múltiple, así como un importante factor que reduce la extensión del infarto al miocardio influyendo en la respuesta inflamatoria
(Arrebola- Moreno et al., 2014). Del
mismo modo, se destaca que la resiliencia, la independencia, la tenacidad y la perseverancia coadyuvan a la persona afectada
en el manejo y el afrontamiento de la enfermedad, lo que incide
en el bienestar del individuo
en el futuro (Becker & Newson, 2005).
La resiliencia es un concepto complejo
que, por un lado, se ha definido como
un proceso en el que ocurre la
interacción entre diversos factores tanto internos
como externos en el individuo, patrones de adaptación
y de afrontamiento, que le permiten la adaptación
positiva en su entorno (Luthar et al., 2000; Masten,
2001). Por otro lado, se ha definido
también como una capacidad
que le permite al ser humano enfrentar
situaciones de adversidad, resistir
e incluso transformarse a partir de la experiencia al sobreponerse a ella y adaptarse positivamente (González, 2016; Grotberg, 1995). Particularmente, en este estudio
se adoptó la postura de González (2016)
quien la define
como «la capacidad para adaptarse y ajustarse a través de la combinación y/o interacción entre
los atributos del individuo (internos) y su ambiente familiar, social
y cultural (externos), que lo posibilitan para superar el riesgo y la
adversidad de forma constructiva» (p. 31).
La evidencia científica sugiere que la
resiliencia es un elemento que, al
integrarse a programas de intervención
en personas con DMT2, influye en el control de
los índices de glucemia en sangre (Kusnanto
et al., 2020),
así como en la mejora
de las capacidades de autocuidado,
el manejo de la enfermedad
y, en última instancia, los resultados de salud
en general (Wilson et al., 2017). En el estudio de Yi et al. (2008) se concluyó que, al cabo de intervención de un año, la resiliencia estuvo asociada a los niveles
de hemoglobina glicosilada y a la ocurrencia de conductas de autocuidado ante la presencia de angustia relacionada con la enfermedad.
Se ha constatado que el diagnóstico de
DMT2 impone una carga psicológica
importante para la persona enferma,
la cual puede conducir al desarrollo y presencia de emociones negativas y
situaciones estresantes que interfieren en el manejo de la enfermedad
(Mishra et al., 2020). En este sentido, existe evidencia
con respecto a la influencia que tiene el estrés sobre el riesgo y la aceleración de la enfermedad y sobre la salud en general
(Walker et al., 2020).
El estrés se ha considerado como uno de los factores
con más claros efectos negativos
en la salud que se asocia a diversas enfermedades crónicas, como la enfermedad cardíaca, cáncer y enfermedades relacionadas con la supresión
del sistema inmune (Ilchmann-Diounou
& Menard, 2020; Oblitas,
2008). El estrés es definido por Lazarus y Folkman
(1984) como una relación particular entre el
individuo y su entorno, que se valora como una
amenaza y va más allá de los recursos que posee el individuo
para enfrentarlo, por lo que su bienestar
se pone en riesgo.
Por lo tanto, el estrés percibido corresponde al grado en el que las
situaciones de la vida se perciben como amenazantes, impredecibles e incontrolables, por lo que se valoran como estresantes (Remor, 2006).
Específicamente, el estudio del estrés en enfermedades
crónicas es relevante para los investigadores debido a las consecuencias
que este puede presentar en los síntomas
de la enfermedad y la falta de control
en el individuo (Ilchmann-Diounou & Menard, 2020; Sharma & Singh,
2020). Se ha evidenciado que los
niveles de estrés inciden sobre el
índice de glucosa en sangre (Mishra et al., 2020; Walker et al., 2020), en consecuencia, se subraya que mantener
estos niveles lo más cercano a lo normal, previene
y/o retarda la aparición de complicaciones en la persona con DMT2 (Kuniss
et al., 2018). Asimismo, se ha
documentado que índices altos de estrés percibido
y bajos de resiliencia se asocian con mayores
riesgos a la salud en personas con DMT2 (Crump
et al., 2016; Nikolaus et al., 2021). Se ha hecho
hincapié en que el estrés se relaciona con una
serie de factores psicológicos, los que a su vez se asocian con la resiliencia, por lo que es
plausible suponer que podrían poseer
un efecto mediador
entre estas dos variables psicológicas. Dos de estos factores son el afrontamiento, específicamente el afrontamiento religioso, y la
espiritualidad (Jones et al, 2016;
Simpson et al., 2020).
En primera instancia, se considera necesario
realizar una distinción entre religión y espiritualidad para efectos
de contextualizar el marco teórico
del que se parte en el presente
estudio. La religión generalmente se ha definido en términos de comportamiento,
en donde se incluye la frecuencia y/o
participación en actividades y
prácticas que encuentran su base en la cultura y la participación social, por ejemplo, la oración y la meditación, la asistencia a servicios, la lectura de textos religiosos y la actuación en rituales (Zinnbauer &
Pargament, 2005). Por otra parte,
la espiritualidad se entiende como una experiencia emocional individual que incluye sentimientos o experiencias de asombro,
armonía, paz y de conexión con el universo o poder superior, puede estar relacionada con la religión
o no (Koenig, 2012).
El afrontamiento religioso se abordó
según lo propuesto por Pargament et
al. (2004, 2011) y por González-Rivera y Pagán-Torres (2018),
considerando tanto creencias (estrategias internas o cognitivas, por ejemplo,
la confianza o la búsqueda de consuelo en Dios) como conductas (estrategias externas, por ejemplo, asistir a la iglesia y leer
libros religiosos) destinadas a
manejar las consecuencias negativas de los eventos desfavorables para el individuo, como
puede ser la enfermedad. Por su parte, la espiritualidad se abordó con base en la postura de Delaney (2005) quien la define como un fenómeno multidimensional que se experimenta de forma universal, construido socialmente y que se desarrolla a lo largo
de la vida, comprende cuatro dominios: 1)
autodescubrimiento, 2) relaciones con otros, 3) conciencia del eco y 4) poder
superior/inteligencia universal.
En personas con enfermedades crónicas se
ha documentado que, en lo que
respecta al papel de las creencias y
el afrontamiento religioso, existe una relación
positiva con un adecuado ajuste psicológico, optimismo y esperanza reflejada en la elaboración de planes a corto y
largo plazo (Eloia et al., 2021), así como
niveles más elevados de calidad de vida (Da Silva et al., 2018; Quiceno & Vinaccia,
2013; Sammut et al., 2020). Estudios antecedentes en
México con respecto al afrontamiento religioso (Rivera-Ledesma & Montero-López, 2005, 2007) indican
que este tipo de estrategia predice en escasa medida el ajuste psicológico evaluado por medio de la
soledad y la depresión en adultos mayores.
Se ha demostrado que la orientación espiritual está asociada
con la salud mental, especialmente en personas que enfrentan eventos estresantes de la vida, como la
enfermedad (Bravin et al., 2019; Mashhadi,
2018). Finalmente, es importante señalar que en la literatura se
ha hecho énfasis en la asociación
negativa que existe entre el estrés percibido y el afrontamiento religioso (Mahamid & Bdier, 2021) y la espiritualidad (Baldacchino et al.,
2012; Salari et al., 2021),
y de la relación positiva
de estas dos últimas variables con la resiliencia (Becker &
Newsom, 2005; Böell et al., 2016) las cuales se han considerado como variables que promueven el bienestar
y la calidad de vida del individuo.
Por lo anterior, el objetivo del presente estudio
es analizar la relación entre
el estrés percibido y la resiliencia, así como los efectos directos
e indirectos y totales de afrontamiento religioso y
espiritualidad mediante un modelo de
mediación hipotetizado. La hipótesis
de la que se parte es que tanto el afrontamiento
religioso como la espiritualidad son variables
mediadoras entre el estrés percibido y la resiliencia
en personas adultas con diagnóstico de DMT2 del Estado de México.
Se empleo un diseño no experimental, transversal, correlacional y explicativo.
Con un muestreo de tipo no
probabilístico por conveniencia (Hernández et al., 2014), participaron un total de 216 personas con diagnóstico de
DMT2, el 41.2% (n = 89) son hombres y el 58.8% (n
= 127) mujeres, con rango de edad
de 30 a 78 años (M = 56.63, DE
= 11.27), todos residentes del Estado de
México. Los criterios
de inclusión fueron tener diagnóstico de DMT2, que las condiciones
físicas y cognitivas de la persona le
permitieran responder y acceder de forma
voluntaria a hacerlo, y contar con una
edad comprendida entre los 30 a 80 años. Se eliminaron
cuatro protocolos con llenado incompleto. El 50.5% (n = 109) de los participantes reportaron ser casados,
el 24.7% (n = 53) divorciados o en separación, el 16.2% (n = 35) reportaron ser viudos y el 8.6% (n = 19) solteros. En cuanto a la escolaridad, el 28.2% (n = 61) reportaron como grado máximo de estudios la educación primaria, el 25% (n = 54) la educación secundaria, el 20.4% (n = 44) la licenciatura, el 13.4% (n = 29)
reportó tener una carrera técnica, el 8.8% (n = 19) la preparatoria, y el 2.3 % (n = 5)
posgrado, solo el 1.9% (n = 4) es
analfabeta. Con respecto
a la religión de la muestra, el 91.2% (n = 197) eran católicos, mientras que el resto de la muestra
se adscribieron a otra religión,
como Testigos de Jehová, mormones y cristianos.
Cuestionario de datos sociodemográficos. Se elaboró un cuestionario que incluyó
datos sociodemográficos con información sobre: edad, sexo, estado
civil, escolaridad, religión,
otro padecimiento además
de DMT2, tiempo aproximado del
diagnóstico, frecuencia con
la que se recibe atención médica, mecanismos para el control
de la enfermedad.
Escala de Estrés Percibido
(PSS-14). Se usó la
versión de Cohen et al. (1983), adaptada
a población mexicana por González y Landero (2007),
quienes mencionan que utilizan la
versión del PSS con 14 reactivos
traducido por Remor y Carrobles (2001). Esta escala evalúa el grado en que una persona percibe
como estresantes los eventos de su vida durante el último mes, consta de 14 ítems con
opciones de respuesta en escala tipo Likert de 5 puntos,
que va de 0 (nunca) a 4 (muy a menudo), y se divide en dos
dimensiones: 1) a favor del control y 2) pérdida de control. Los autores de la versión adaptada reportaron índices de confiabilidad Alfa de
Cronbach de .83 en la dimensión de
control y .78 en la de pérdida del control,
la varianza explicada para el primer factor fue de 42.8% y para el segundo fue de 53.2%.
El AFC de la estructura de dos
factores presentó un buen ajuste, 2 = 2.64, CFI = .916, TLI = .900, RMSEA =
.067. En el presente estudio, los índices de
confiabilidad Alfa de Cronbach y el coeficiente Omega de McDonald
fueron de .850 y .853 en la dimensión a favor
del control y de .811 y .814 en pérdida de control.
La varianza explicada fue de 24.86% en el primer
factor y de 18.64% en el segundo factor. El AFC
con el modelo bifactorial mostró valores que
indican un buen ajuste de la escala,
2 =
2.71, CFI = .942, TLI = .927, RMSEA = .065,
similares a los reportados por los autores
de la adaptación.
Inventario de Estrategias de Afrontamiento Religioso (IEAR). El IEAR es una escala desarrollada por González-Rivera y
Pagán-Torres (2018) que evalúa el grado
en que una persona hace uso de
estrategias de tipo religioso. Consta de 12 ítems
y cuenta con un rango de respuesta en escala
tipo Likert de 0 (nada) a 4 (totalmente).
Se divide en dos factores: estrategias internas y estrategias externas. El índice
de confiabilidad alfa de Cronbach
de la escala global fue de .95, para estrategias internas fue .96 y para las estrategias externas de
.92.
El AFC con el modelo bifactorial presentó un
buen ajuste, 2 = 162.67,
p
< .001, con un CFI = .97, TLI
= .96 y RMSEA = .08. En este estudio los índices de confiabilidad alfa de Cronbach
y el coeficiente omega de McDonald para la escala total fueron de .934 y .936, para estrategias
internas fue de .928 y .929 y para estrategias externas
fue de .887 y .881. El AFC
confirmó la estructura bifactorial de la
escala y un buen ajuste con valores de 2 = 3.311, CFI = .971,
TLI = .959 y de RMSEA = .076.
Escala de Espiritualidad (SS). Para medir la espiritualidad se usó la versión validada
en población de Puerto Rico por González
et al. (2017) a partir
de la escala desarrollada en
inglés por Delaney (2005). Esta escala evalúa la dimensión espiritual en la población adulta, se compone de 15 ítems y cuenta con un rango de respuesta en escala tipo
Likert de 1 (fuertemente en desacuerdo) a 6 (fuertemente
de acuerdo). Se divide en tres
dimensiones: 1) poder superior/inteligencia universal, 2) relaciones con otros y 3) autodescubrimiento. El índice de confiabilidad Alfa de
Cronbach para la escala total en la versión adaptada fue de .92, para la dimensión de poder
superior fue de .94, para relaciones con otros de .89 y para autodescubrimiento fue de .80. En cuanto a la validez
de constructo, se reportó KMO = .91 y la prueba de esfericidad de Bartlett fue significativa.
Los autores indican que el AFE mostró un modelo de tres factores
con una varianza explicada de 72.87%. En este estudio,
los índices de confiabilidad Alfa de
Cronbach y el coeficiente Omega
de McDonald fueron
de .909 y .914 para el puntaje global de la
escala, para la dimensión de poder superior
fueron de .873 y .877, para relaciones con otros los valores fueron .755 y .762 y para autodescubrimiento .785 y .793. El
AFC confirmó la estructura trifactorial de la escala y un buen ajuste con valores
de 2 = 2.72, CFI = .948, TLI =
.934 y de RMSEA
= .065.
Cuestionario de Resiliencia. Este cuestionario fue desarrollado por
González (2016) para evaluar el grado
de resiliencia del individuo a través de 32 reactivos y con una escala de
respuesta tipo Likert con cinco opciones
en un rango de 1 (nunca) a 5 (siempre). El cuestionario consta de tres dimensiones: 1) factores protectores internos, relacionados con las habilidades para la solución de problemas, consta de 14 reactivos;
2) factores
protectores externos, se refiere a la posibilidad de contar con el apoyo social de personas significativas
para el individuo, consta de 11 reactivos y 3) empatía,
se refiere al comportamiento altruista y prosocial, consta de 7 reactivos. El índice de confiabilidad Alfa de Cronbach fue de .92
para el puntaje global,
para factores protectores internos fue de .91, para factores protectores
externos fue de .74, para empatía
fue de .78. La autora señala que los resultados
del AFE mostraron una solución de tres factores,
se reportó KMO = .90, p < .001 y
una varianza explicada de 37.82%. En
este estudio, los índices de confiabilidad Alfa de Cronbach
y el coeficiente Omega de McDonald fueron
de .966 y
.967 para el puntaje global de la escala, para el primer
factor fue de .937 y .938, para el segundo factor los valores fueron de .921 y .923 y para el
tercer factor fue de .878 y .878. El AFC del modelo trifactorial de la escala mostró
un ajuste moderado con valores ligeramente
por debajo de lo sugerido por Byrne (2010), 2 = 3.50, CFI = .887, TLI = .873 y de
RMSEA = .079.
Los instrumentos se elaboraron en un
formulario de la plataforma Google Forms para su distribución y aplicación de forma
electrónica a través de redes sociales como WhatsApp, Facebook
y correo electrónico con
la finalidad de acceder a la muestra del estudio.
Cuando las condiciones dadas por la emergencia
sanitaria por COVID-19 así lo
permitieron, se procedió
a realizar aplicaciones de forma presencial e individual con el apoyo y uso de las instalaciones de cuatro dependencias gubernamentales de
carácter público. Lo anterior
siempre obedeciendo a los criterios sanitarios
del momento (uso de cubrebocas,
careta, gel antibacterial y
sanitizante para los bolígrafos que se emplearon).
Se informó acerca de los objetivos del estudio y se firmó, o aceptó,
el consentimiento informado previo a la participación.
Finalmente, se procedió a identificar
la muestra final de estudio de acuerdo
con los criterios de inclusión, exclusión y eliminación. Este estudio contó con la aprobación del Comité
de Ética en Investigación del Instituto de Estudios
sobre la Universidad Autónoma del Estado de México,
con registro N.° 2020 P09.
Es importante señalar que este estudio forma parte de una investigación más amplia en donde se incorporan otros constructos, como el bienestar
psicológico, por lo que los análisis que se realizaron representan un primer acercamiento al entendimiento de las asociaciones entre las variables
incluidas en este estudio.
Se realizaron análisis descriptivos de
todas las variables de estudio, así
como la prueba de normalidad univariada
y multivariada, el análisis de correlación a
través de la prueba de Pearson y los análisis de regresión. Los análisis estadísticos de mediación se realizaron
con la macro PROCESS (Hayes & Preacher, 2014) mediante
técnicas bootstrapping (modelo 4 y
un nivel de confianza del 95%). Los criterios
de Baron y Kenny (1986) fueron utilizados para realizar
este análisis, utilizando el paquete estadístico para las ciencias sociales
IBM-SPSS en su versión
26. Con base en los valores estandarizados de la asimetría y curtosis de las
variables de estudio se determinó que
no existe normalidad en los datos, según
lo sugerido por Tabachnick y Fidell (2013), excepto en
afrontamiento religioso y sus dos dimensiones.
Sin embargo, se tomó la decisión de proseguir
con los análisis sin realizar
una transformación de los datos,
puesto que no es lo más recomendable (Moral de la Rubia, 2006).
Primeramente, se presentan los estadísticos descriptivos generales de las variables del estudio. La Tabla
1 contiene los valores mínimos
y máximos, así como
la media y desviación típica para todas las variables
del estudio. Se incluyen también los valores de asimetría y curtosis que se utilizaron para determinar la normalidad de los datos
(Tabachnick & Fidell,
2013).
En cuanto a los resultados de la prueba de correlación a través de la prueba de Pearson,
se observan en su mayor parte
correlaciones negativas estadísticamente
significativas de baja a moderada entre estrés percibido y afrontamiento religioso, espiritualidad y resiliencia,
y cada una de las dimensiones de las tres escalas. Por otra
parte, se observan correlaciones positivas estadísticamente significativas entre resiliencia, espiritualidad y afrontamiento religioso, y cada una de las dimensiones de las tres escalas (ver Tabla 2).
Se llevó a cabo un análisis de regresión
lineal múltiple mediante el método
por pasos, en el que se incorporó
como variable dependiente a la resiliencia y como variables independientes o predictoras al estrés percibido, afrontamiento religioso y espiritualidad. Se obtuvo un modelo de tres pasos, el
primero de ellos incorporó
la variable espiritualidad ( = .312; t = 5.091;
p < .001), que explica el 13.9% de la varianza; seguido de la variable
estrés percibido ( = -.238;
t
= -3.913; p <
.001), que explica el 7.4% de la varianza; y, por último, se incorporó la
variable afrontamiento religioso ( = .196; t = 3.14; p =
.002), que explica
el 3.5% de la
varianza. En conjunto, estas variables explican el 24.8% de la varianza de la variable resiliencia (ver Tabla 3).
Para realizar el análisis de mediación
se ha de considerar de manera previa la
relación existente entre las
variables que se pretenden poner a prueba (Frazier
et al., 2004). En este caso, la correlación entre el estrés y las variables
afrontamiento religioso, espiritualidad
y resiliencia presentaron una
correlación negativa y estadísticamente
significativa, por lo que se
procedió a realizar el análisis con base en los lineamientos de Hayes y Preacher (2014); primeramente, con la variable afrontamiento religioso y, posteriormente, con la variable
espiritualidad.
En la Figura 1 se presentan los resultados del modelo
de mediación donde la variable afrontamiento religioso tiene el rol de mediadora. Se observa que el efecto
indirecto del estrés percibido sobre
la resiliencia es negativo y estadísticamente significativo ( = -.073; p < .001). Se observa también que la
relación entre estrés
percibido y afrontamiento religioso es negativa estadísticamente significativa ( =
-.29; p = .003), y entre
afrontamiento religioso y resiliencia la relación es positiva y estadísticamente significativa ( = .52; p
= .002). Los parámetros generales del modelo indican que
la variable afrontamiento religioso muestra un
efecto mediador en la relación
entre estrés percibido y resiliencia ( = -.05; EE = .02; 95% [-.09,
-.01]).
En lo que respecta al modelo de
mediación a través de la variable
espiritualidad, resultados que se presentan en la Figura 2, se observa que
el efecto indirecto del estrés
percibido sobre la resiliencia es negativo
y estadísticamente significativo (
= -.079; p < .001). Se muestra también que la relación entre estrés percibido y espiritualidad es negativa; sin embargo,
este valor no es estadísticamente
significativo ( = -.14; p = .209) y entre espiritualidad y resiliencia la relación es positiva y estadísticamente significativa ( = .62; p < .001). Los parámetros generales del modelo señalan que la variable espiritualidad no tiene un efecto mediador
en la relación entre estrés percibido y resiliencia ( = -.03;
EE = .03; 95% [-.09, .03]).
El objetivo de la presente investigación propuso la evaluación de dos modelos
teóricos de mediación
de forma independiente, primero a través del afrontamiento religioso
y, en segundo lugar, a través de la espiritualidad, entre el estrés
percibido y la resiliencia en
personas adultas con diagnóstico de DMT2
del Estado de México. Lo anterior condujo a
analizar la interacción entre las variables de estudio, así como los efectos directos, indirectos
e indirectos de los modelos hipotetizados. Los datos sociodemográficos indican que se trató de una muestra heterogénea en lo que respecta al estado civil y la escolaridad; sin embargo, en cuanto a la religión,
la mayor parte de la muestra
se adscribe al catolicismo. Esto último es un indicador que refleja que más de 106 millones de mexicanos declararon profesar
alguna religión, en una población
de 120 millones de personas, con 90 millones profesando la religión católica (Instituto Nacional de Estadística y Geografía,
2020). A partir de esto,
es de esperarse que la religión tenga
un papel importante en la vida de las personas, sin embargo, es necesario
analizar detenidamente si la influencia de la religión en la vida de las personas se
traduce en un beneficio como lo señaló Rivera-Ledesma y Montero- López (2005). Dado que la mayor
proporción de participantes se adscribieron a la religión
católica, no se consideró pertinente realizar análisis diferenciados con base en la religión.
En el análisis
de correlación entre
las variables de este estudio,
los resultados observados son coherentes con lo que señala la literatura en cuanto a la relación
negativa y estadísticamente significativa que mantiene el estrés percibido con el afrontamiento
religioso (Mahamid & Bdier, 2021), la espiritualidad (Baldacchino et al., 2012; Salari et al.,
2021) y la resiliencia (Crump et al., 2016; Nikolaus
et al., 2021); por lo que se desprende que a menor
nivel de estrés percibido, mayores
índices de espiritualidad, de afrontamiento religioso y de resiliencia. En personas con enfermedades crónicas, la participación religiosa y espiritual, como orar o asistir a servicios religiosos en el manejo
de eventos estresantes, puede disminuir la magnitud de cómo se perciben tales eventos (Mahamid & Bdier, 2021), por lo que es
congruente asumir que el afrontamiento religioso y la espiritualidad inciden sobre el estrés.
En otros hallazgos, el modelo de regresión
lineal múltiple permitió
observar que la espiritualidad fue la variable que explicó el mayor porcentaje de varianza de la resiliencia. A este respecto, se
ha señalado previamente que la espiritualidad puede movilizar los recursos
internos y externos
de la persona para hacer
frente a los eventos estresantes de la vida, a su vez contribuye al incremento de la resiliencia y del bienestar (Pham et al, 2020). En estudios
previos, se reconoció a la espiritualidad,
experiencia de trascendencia y asombro, como una fuente de fortaleza
y consuelo para la persona
enferma (Fombuena et al., 2016) que predijo la resiliencia y la satisfacción con la vida.
En cuanto a los resultados obtenidos de mediación, se puede señalar que el
afrontamiento religioso ha resultado con un valor de mediación
que sugiere que las
personas en condición de enfermedad tienen la
posibilidad de incrementar, de forma moderada, su nivel de resiliencia a partir de este recurso. Estos resultados se orientan de manera
congruente con estudios previos
en los que se ha destacado el afrontamiento
religioso como un recurso a favor de la resiliencia y del mantenimiento de la salud
en personas con enfermedad
crónica (Becker & Newsom,
2005; Böell et al., 2016). En México aún no
se ha explorado lo suficiente esta asociación; sin embargo, los estudios realizados por Rivera-Ledesma y Montero-López (2005, 2007), en
contraste con lo observado en la presente investigación, documentaron una escasa asociación y predicción mediante
la convicción espiritual, que comprendía
el afrontamiento religioso,
del ajuste psicológico en adultos
mayores. Si bien es cierto que los valores de
mediación del afrontamiento religioso han resultado de bajos a moderados (Hayes &
Preacher, 2014), estos apuntan
a generar evidencia
del papel del afrontamiento
religioso entre el estrés percibido y la resiliencia en personas con DMT2. Este recurso funciona
a través de diversos mecanismos que coadyuvan a las
personas a enfrentarse a situaciones estresantes, entre los que se han señalado cogniciones o creencias arraigadas que dan sentido
a las circunstancias difíciles de la vida y brindan un sentido de propósito (Koenig, 2012) y que
se han vinculado a su vez con la resiliencia (Gerson,
2018).
En lo que respecta al modelo de mediación propuesto
a través de la espiritualidad, los resultados obtenidos indican que no hay evidencia de un valor de mediación en la relación
entre el estés percibido y la resiliencia. Si bien, el valor del efecto
directo entre estrés percibido
y resiliencia es negativo y estadísticamente significativo, la influencia de la variable
espiritualidad sobre la resiliencia no alcanza un valor significativo en el modelo de mediación (Hayes &
Preacher, 2014), por lo que puede asumirse
que la resiliencia en las personas con DMT2 que participaron en este estudio no se vería incrementada
debido a la espiritualidad. Sin embargo,
en el modelo propuesto, la espiritualidad mantiene una correlación
positiva y estadísticamente significativa con
la resiliencia, similar a lo
reportado por Mashhadi (2018) y Jones et al.
(2016) quienes hicieron
énfasis en el papel y utilidad de la espiritualidad en programas de intervención que incorporaron las creencias espirituales de las personas con enfermedad crónica.
La oración, la meditación y la conexión
con otros y con un poder superior trascendente, representan
rituales espirituales que, según
Koenig (2012) y Pham et al. (2020), dotan de
significado y propósito para fortalecer su sentido de sí mismos
que a su vez facultan
a la persona con enfermedad crónica a vivir con cierto nivel de bienestar. Por todo lo anterior, sería necesario analizar posibles factores que influyen en la relación entre estas variables, como la edad y el grado de escolaridad (Chen et al., 2021), ya que la espiritualidad se ha vinculado
de forma reiterada con la resiliencia (Gerson, 2018; Pham et al., 2020; Quiceno
& Vinaccia, 2013).
En general, se desprende que la religión
y la espiritualidad no necesariamente corresponden al mismo fenómeno,
sin embargo, las creencias religiosas y espirituales poseen el potencial de
influir en la evaluación cognitiva
de los eventos negativos de la vida de una manera que los hace menos angustiosos (Koenig,
2012). El estudio del afrontamiento
religioso y la espiritualidad, vinculados con variables como el estrés percibido y la resiliencia aún es
escaso en México y más aún en
población con enfermedad crónica, por lo que existen diversas áreas de oportunidad. En el caso de esta investigación se realizó en población con DMT2, sin embargo, se deben señalar algunas limitaciones del estudio. La DMT2 es una enfermedad que puede presentarse a lo
largo de la vida adulta,
lo cual se evidencia en el amplio
rango de edad de la muestra de estudio, por lo que no haber
analizado la edad o el tiempo de diagnóstico de la persona es una limitación importante. La literatura ha señalado que existe relación
entre la edad de la persona
y el uso de estrategias de afrontamiento de tipo religioso
y espiritual en personas que sobrevivieron al cáncer (Hvidt et al., 2019) y enfermedad renal crónica (Nair et al., 2021). Por lo
anterior, existe la posibilidad de que la edad y la situación específica de la enfermedad
(e.g., tiempo de padecimiento) estén influyendo en el desarrollo de estrategias que permiten a las personas con DMT2 mantener cierto nivel de adaptación, resiliencia y bienestar
en general. Asimismo,
el afrontamiento religioso se ha asociado
con personas que mantienen un vínculo marital, unión libre
o casados (Fincham
et al., 2018), por lo que el análisis a partir de la edad, tiempo de
enfermedad y estado civil resulta
relevante para una mayor comprensión. En segundo lugar, la recolección de los datos se realizó a partir de septiembre
de 2020 y concluyó en agosto de 2021, en tiempo de pandemia, por lo que habría que considerar también la influencia de la crisis sanitaria en la forma de
afrontar las situaciones estresantes en las personas que participaron en este estudio.
Al respecto, Sen et al. (2022) señalaron
que los niveles
más altos de afrontamiento religioso y espiritualidad se asociaron con niveles más bajos de estrés y niveles más altos de
afrontamiento positivo, entendido como factor protector en el proceso
de resiliencia en cuidadores durante la pandemia. Es así que los autores sugirieron que el
afrontamiento religioso y espiritualidad promueven la salud mental a través
de un conjunto de creencias autorreferenciales sobre el manejo de adversidades, como bien puede ser la
pandemia o la enfermedad. Un elemento
importante a considerar es la evaluación del afrontamiento religioso negativo que se ha vinculado con
niveles elevados de estrés y bajos
niveles de bienestar en la persona
(Pargament et al., 2011), ya que en la presente investigación solo se evaluó la medida en que la persona con DMT2 hace uso de las estrategias
internas y externas de este tipo de
afrontamiento y no si el afrontamiento es adaptativo (positivo) o no
adaptativo (negativo). En tercer lugar, la imposibilidad de contar con el uso de marcadores biológicos, como un referente objetivo
de la condición de salud de los participantes representó una restricción importante, dadas las condiciones sociales y sanitarias del
momento. Con respecto al uso de pruebas
paramétricas, aun cuando los datos
no presentaron una distribución normal, se tomó la decisión de proseguir con los análisis
considerando lo que señala Moral de la Rubia (2006), quien
sostiene que la no normalidad, al no ser severa, permitiría utilizarlas.
En conclusión, este estudio ha proporcionado evidencia acerca del efecto de mediación
que posee la variable afrontamiento
religioso entre el estrés percibido y la resiliencia, así como de la relación
que mantiene la espiritualidad con la resiliencia en personas con DMT2. La evidencia generada puede representar una alternativa en el
establecimiento de programas de tratamiento e intervención en personas con DMT2 impactando en el bienestar y la
calidad de vida. Es necesario
realizar un mayor análisis, posiblemente mediante ecuaciones estructurales, que permita examinar estas variables en conjunto para un mejor
entendimiento de su interacción, esto desde un referente contextual y cultural,
en grupos de población
más amplios y específicos.
Los autores del presente documento declaran que no existió conflicto de intereses de
ninguna índole entre las partes involucradas.
En este estudio
no se realizaron experimentos con personas
ni animales. Se apega al Código Ético del Psicólogo
(Sociedad Mexicana de Psicología, 2009) y
la declaración de Helsinki (Asociación Médica
Mundial, 2013) en cuanto al uso y confidencialidad de los datos. Los datos de los participantes se obtuvieron
previo consentimiento informado y no aparece información personal de los mismos. El estudio fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación del Instituto de Estudios sobre la Universidad
de la Universidad Autónoma del Estado
de México, con registro N.° 2020 P09.
Los autores de este escrito
agradecemos el apoyo
financiero del Consejo
Nacional de Ciencia
y Tecnología de México para la
realización de esta investigación.
MGRJ: diseño del estudio,
análisis y procesamiento de los datos, redacción
de introducción, resultados y discusión.
NIGL:
diseño del estudio, análisis y procesamiento de los datos, redacción
de introducción, resultados y discusión.
AORM: análisis y procesamiento de los
datos, configuración de tablas y figuras.
HOB: análisis y procesamiento de los datos, configuración de tablas y figuras, revisión general del documento en formato APA 7ma. edición.
BEBE: análisis y procesamiento de los
datos, revisión general
del documento en formato APA 7ma. edición.
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Recibido: 06 de junio de 2022
Aceptado: 25 de julio de 2022
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